El activo más importante en el mundo de la comunicación comercial es la confianza del consumidor, y conforme pasa el tiempo, es más difícil crearla, desarrollarla y aún conservarla.
Las más recientes generaciones, como los millennials y centennials, no solo exigen a las empresas que sus mensajes sean veraces, legales, honestos y leales, sino que además, ven con buenos ojos la coherencia de las marcas y la atención que ponen a problemas económicos, ambientales y sociales de su interés.