De entrada, las marcas y las empresas tendrán que ser mucho más rápidas en sus decisiones y en sus estrategias.
Si hay un elemento que se ha asentado en las agendas publicitarias en los últimos años como una de las grandes tendencias publicitarias y como uno de los puntos en los que las compañías tenían que invertir, esa fue la publicidad en vídeo.
A medida que el consumo de vídeos online iba creciendo y a medida que la industria iba recibiendo más y más puntos a favor de este formato publicitario (los consumidores querían vídeos, el vídeo online cubría el vacío que dejaban otros formatos, etc), se iban dedicando más recursos a este tipo de anuncios.
Pero, como ocurre con la publicidad en general, los anuncios en vídeo no eran un elemento estanco, ajeno a los cambios del mercado y a lo que estos suponen para la industria. La publicidad en vídeo también tiene que seguir las tendencias y también tiene que adaptarse a los cambios. Es algo que ha ocurrido a lo largo de los últimos tiempos y es algo que seguirá sucediendo en los próximos meses.
En general, los anunciantes tendrán que ser más ágiles y rápidos en lo que hacen y en cómo ajustan sus estrategias. Este es uno de los puntos cruciales de cara al futuro, como señala un experto en una columna en The Drum. Tendrán que cambiar al mismo ritmo que el comportamiento del consumidor y que sus necesidades y expectativas. Ese será el punto de partida, pero no el único elemento que deberían tener en cuenta los anunciantes. De hecho, de sus observaciones, se pueden extraer cuatro puntos cruciales de hacia dónde va el futuro.
Las marcas empezarán a prestar más atención a los servicios de OTT para llegar a audiencias más amplias
En los últimos años las plataformas de vídeo bajo demanda, los servicios conocidos como OTT, han ido aumentando en poder, peso y audiencias. A medida que esto ocurría iban cayendo los espectadores de televisión tradicional, especialmente en mercados como el de Estados Unidos, en el que cada vez son más los espectadores que renuncian a la televisión por cable (el método dominante para acceder a los contenidos) para empezar a emplear servicios bajo demanda como única fuente de acceso a los mismos.
Esto implica que los anunciantes vean las cosas de un modo diferente y que los servicios OTT se conviertan en una alternativa emergente para sus presupuestos publicitarios. Cada vez lo ven como una vía más clara para llegar a las audiencias. El único problema podría estar en que una parte importante de estos servicios no tienen publicidad.
Pero la televisión seguirá marcando la agenda
Puede parecer casi paradójico o incluso contradictorio: el siguiente punto en el análisis de hacia dónde va la publicidad en vídeo y cómo está cambiando el mercado apunta que, a pesar de todo, la televisión tradicional seguirá marcando la agenda y cómo se hacen los anuncios.
El análisis - que se basa fundamentalmente en las cifras del mercado estadounidense - apunta que, de entrada, la televisión (de pago, en ese mercado) sigue siendo la que tiene aún más tiempo de visionado. Además, muchos de los servicios OTT emergentes son una reinvención (Hulu es el más famoso) de lo que se estaba haciendo en la tele pero en un nuevo medio. La televisión más que morir está en un punto de cambio. La clave está en lo que hagan a partir de ahora.
Además, se podría sumar - al margen de lo que apuntan en el análisis pero partiendo de lo que ya ocurre en el mercado - que la publicidad en vídeo sigue una cierta inercia y que esa inercia está dominada por lo que ocurre en la tele. La publicidad para televisión ha dominado lo que se hace en la publicidad audiovisual en los últimos tiempos, sin que importe mucho cómo están cambiando las pantallas y los modos de acceso a esos contenidos.
Los anunciantes se centrarán mucho más en el terreno de la innovación tanto en las transacciones publicitarias como en la entrega de esos anuncios
Dado que los consumidores han cambiado en los últimos años y que su relación con la publicidad se ha convertido en un elemento cada vez con más aristas, en el que se tienen en cuenta cada vez más elementos y en el que los propios consumidores son cada vez más exigentes, las compañías tienen que ser también cada vez más cuidadosas con lo que hacen y con como lo hacen.
El creciente uso de adblockers, la 'fatiga de anuncios' o el creciente hartazgo ante experiencias publicitarias que son excesivamente disruptivas han hecho que las compañías tengan que pensar cada vez más qué hacen y cómo lo hacen. Eso implicará también apostar más por la innovación, buscando maneras mucho más innovadoras de servir los anuncios y de gestionar el cómo, el cuándo, el dónde y el a quién se sirven esos anuncios.
La transparencia publicitaria marcará la agenda en las inversiones que realizará la industria
Al mismo tiempo, durante los próximos meses, también aumentará la inversión en elementos que mejoran la transparencia en la industria. Dado que el vídeo es además uno de los formatos favoritos en el fraude publicitario (claramente porque es el formato que genera más ingresos y que se cotiza más caro), la industria destinará una mayor parte de la inversión a intentar gestionar los retos que esto supone. Eso implica dedicar más dinero a la gestión de datos y lograr con ello una mayor seguridad en la legitimidad de la oferta publicitaria.
Fuente: https://www.puromarketing.com