No todo es malo con la llegada de la era digital, pues ahora podemos escoger que tipo de publicidad ver. La creación constante de nuevas empresas, las continuas campañas políticas, las ganas de atraer a más turistas con la promesa de una increíble vida nocturna hace que cada vez estemos más contaminados visualmente.
Las incontables vallas publicitarias, los numerosos grafittis, stencils, afiches, pasacalles y demás publicidad, sin contar la, cada vez mayor, cantidad de cableado aéreo y las edificaciones iluminadas casi por completo durante las 24 horas al día, especialmente en las grandes ciudades como lo son Ciudad de México y São Paulo, están sobre estimulando cada vez más a los ciudadanos.
La contaminación visual no es algo que se perciba tanto como la atmosférica. Sin embargo, ahí está, como una basura metida en el ojo, que a pesar de que muchas veces no calculamos su repercusión negativa, esta puede causar estragos. Algunas de sus consecuencias son las probabilidades de accidentes vehiculares por distracción, confusión de las señalizaciones de tránsito, disminución de la calidad visual del entorno, alteración de los paisajes, perturbación del descanso. Lo que a la larga se ve reflejado en un deterioro de la salud.
A pesar de encontrarnos en la era de lo digital, las empresas le siguen apostando a lo análogo, apoyados en estudios de numerosas disciplinas, tales como la psicología, sociología, antropología, estadística, y economía y estudios de mercado. Algunos de los casos anteriores, en ocasiones confirman que la publicidad física sigue teniendo mayor impacto que la digital, pero siempre con una tendencia a la disminución.
Aunque por muchos aspectos, por alejarnos de la realidad, distraernos de las interacciones reales, convertirnos en esclavos de la batería, la era digital es muy criticada y hablando de contaminación visual, lo digital podría ser nuestro mejor aliado.
Actualmente hay muchas empresas que solo realizan sus ventas por redes sociales, que el único gasto de publicidad son pautas en Facebook o Instagram, que todos los potenciales compradores los contactan por Whatsapp y siguen siendo empresas muy competitivas, con mucho potencial y con estadísticas crecientes.
Lo digital podría convertirse en una extensión del accionar humano si lo sabemos manejar y si aprendemos a utilizarlo a nuestro favor. A veces podemos llegar a sentirnos muy atacados por redes cuando recibimos grandes cantidades de publicidad. Sin embargo, hay una gran diferencia entre la digital y la análoga. Con la primera, nos damos el privilegio de escoger lo que queremos ver, por cuánto tiempo, si lo queremos bloquear, inclusive los algoritmos nos ayudan muchísimo al segmentar y poner a nuestra disposición la publicidad de temas y productos de nuestro interés debido a compras anteriores, artículos leídos, páginas visitadas, intereses demostrados.
Por otro lado, si vamos por la ciudad caminando y debemos esperar el transporte público en cierto paradero, debemos soportar la publicidad que haya en él, si subimos a un bus, es lo mismo, si vamos en carro y paramos en un semáforo, inmediatamente nos distraerá la valla que hay a su lado. Lo análogo no nos brinda un abanico de posibilidades tan amplio para decir sí, no o al menos para segmentar, como lo hace lo digital.
Los avances traen consigo muchos retos y este es uno de ellos, dejemos de contaminarnos los ojos y aprovechemos los recursos que tenemos a nuestra disposición para llegarle con el tema adecuado a las personas adecuadas.